cON eL fILO dE mIS lETRAS
jueves, 13 de junio de 2013
Unas
alas abiertas, pleno vuelo, dejan en el cielo una herida oscura que se cierra
tan rápido como se abre. No sangra. No deslumbra. No se ve desde tierra. Pasa
total y desgarradoramente desapercibida. Solo sabe de ella quien la provoca. Lo
poético de ello es la soledad que sugiere, una soledad profunda, sin límites ni
bordes, como el cielo, como el vuelo. Y el aprender a rasgarlo todo, incluso,
en una caricia, al fin de cuentas, volar es acariciar el firmamento y con todo
y eso, se lo rasga.
martes, 27 de noviembre de 2012
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